SONATA
la Voz de la Armonía
Hola, tengo 9 años y vivo en una ciudad muy cerca de campos, ríos y viejas casas con corredores largos que resuenan con los ecos del canto y la naturaleza. Mi abuelita me ha contado que desde que era muy pequeña, la música fue parte esencial de mi forma de vivir y sentir el mundo. Dice que antes de aprender a leer ya tarareaba melodías inventadas por mí, mientras ayudaba a mi mamá en la cocina o mientras caminaba por los senderos de tierra junto a mi abuelo. Debe ser cierto porque escucho una canción una sola vez y ya puedo repetirla, identifico instrumentos por su sonido y siento una conexión muy especial con el ritmo de la vida cotidiana.
Desde los 6 años que toco guitarra y ahora estoy aprendiendo piano en una academia municipal. También canto en un pequeño coro infantil del colegio. Para mí, la música no es solo algo que suena: es una forma de expresarse, de consolarse, de alegrarse o de conectar con los demás.
Mi lugar favorito es el jardín trasero de mi casa, donde muchas veces me siento con mi guitarra a componer canciones inspiradas en la lluvia, en los árboles que se mueven con el viento, o en las historias que me cuenta mi abuela.
Mi profesora dice que tengo un «alma musical», porque todo para mí es armonía: mi forma de hablar, de moverme y de relacionarme con los demás. Sueño con ser compositora, profesora de música o cantante, y usar mi voz para contar historias que emocionen y hagan pensar. Porque creo que la música está en todo: en la lluvia golpeando el techo, en el canto de los pájaros, en el ritmo de los pasos.
Los niños y niñas de Calbuco me pusieron este musical nombre.
¿Sabes dónde queda Calbuco?. Búscalo en un mapa.
SONATA
la Voz de la Armonía
Hola, tengo 9 años y vivo en una ciudad muy cerca de campos, ríos y viejas casas con corredores largos que resuenan con los ecos del canto y la naturaleza. Mi abuelita me ha contado que desde que era muy pequeña, la música fue parte esencial de mi forma de vivir y sentir el mundo. Dice que antes de aprender a leer ya tarareaba melodías inventadas por mí, mientras ayudaba a mi mamá en la cocina o mientras caminaba por los senderos de tierra junto a mi abuelo. Debe ser cierto porque escucho una canción una sola vez y ya puedo repetirla, identifico instrumentos por su sonido y siento una conexión muy especial con el ritmo de la vida cotidiana.
Desde los 6 años que toco guitarra y ahora estoy aprendiendo piano en una academia municipal. También canto en un pequeño coro infantil del colegio. Para mí, la música no es solo algo que suena: es una forma de expresarse, de consolarse, de alegrarse o de conectar con los demás.
Mi lugar favorito es el jardín trasero de mi casa, donde muchas veces me siento con mi guitarra a componer canciones inspiradas en la lluvia, en los árboles que se mueven con el viento, o en las historias que me cuenta mi abuela.
Mi profesora dice que tengo un «alma musical», porque todo para mí es armonía: mi forma de hablar, de moverme y de relacionarme con los demás. Sueño con ser compositora, profesora de música o cantante, y usar mi voz para contar historias que emocionen y hagan pensar. Porque creo que la música está en todo: en la lluvia golpeando el techo, en el canto de los pájaros, en el ritmo de los pasos.
Los niños y niñas de Calbuco me pusieron este musical nombre.
¿Sabes dónde queda San Rosendo?. Búscalo en un mapa.