AMARU
el Narrador de Historias
Hola, tengo 13 años y vivo en una ciudad donde la lluvia cae como si contara secretos antiguos y los ríos fluyen entre árboles verdes que parecen susurrar historias. Para mí, cada palabra es un mundo, cada frase una posibilidad de expresión, y cada conversación una oportunidad de conectar.
Mi abuelo siempre dice que desde muy chico tenía algo con el lenguaje. Que a los cinco años ya preguntaba el significado de palabras complejas, y a los siete escribía pequeños cuentos en un cuaderno que siempre llevaba conmigo. En el colegio mis profesores pensaron que yo tenía facilidad para expresarme y me animaron a participar en concursos de cuentos, debates y talleres de literatura.
Una muy buena amiga mía dice que tengo una sensibilidad especial para elegir las palabras adecuadas según el momento: que puedo escribir una carta que emociona hasta las lágrimas o contar una historia graciosa con tal ritmo y picardía que todos acaban riendo. Me apasiona la lectura y siento un profundo respeto por las lenguas originarias y sus formas de narrar el mundo.
Formo parte del taller de periodismo de mi colegio, donde redacto entrevistas, crónicas y columnas de opinión. Además, he empezado a experimentar con la escritura de microcuentos y poemas.
Sueño con convertirme en escritor, periodista o guionista. Mi mayor deseo es contar historias que ayuden a otros a comprender el mundo desde distintas miradas, porque las palabras no son solo herramientas: son puentes, alas y raíces.
Algo especial ocurrió con mi nombre. Los niños y niñas de Alto Hospicio y de Teno pensaron el mismo nombre para mí. Y eso que esos lugares quedan lejos uno del otro.
¿Sabes dónde queda Alto Hospicio y Teno? Búscalos en un mapa y te sorprenderás.
AMARU
el Narrador de Historias
Hola, tengo 13 años y vivo en una ciudad donde la lluvia cae como si contara secretos antiguos y los ríos fluyen entre árboles verdes que parecen susurrar historias. Para mí, cada palabra es un mundo, cada frase una posibilidad de expresión, y cada conversación una oportunidad de conectar.
Mi abuelo siempre dice que desde muy chico tenía algo con el lenguaje. Que a los cinco años ya preguntaba el significado de palabras complejas, y a los siete escribía pequeños cuentos en un cuaderno que siempre llevaba conmigo. En el colegio mis profesores pensaron que yo tenía facilidad para expresarme y me animaron a participar en concursos de cuentos, debates y talleres de literatura.
Una muy buena amiga mía dice que tengo una sensibilidad especial para elegir las palabras adecuadas según el momento: que puedo escribir una carta que emociona hasta las lágrimas o contar una historia graciosa con tal ritmo y picardía que todos acaban riendo. Me apasiona la lectura y siento un profundo respeto por las lenguas originarias y sus formas de narrar el mundo.
Formo parte del taller de periodismo de mi colegio, donde redacto entrevistas, crónicas y columnas de opinión. Además, he empezado a experimentar con la escritura de microcuentos y poemas.
Sueño con convertirme en escritor, periodista o guionista. Mi mayor deseo es contar historias que ayuden a otros a comprender el mundo desde distintas miradas, porque las palabras no son solo herramientas: son puentes, alas y raíces.
Algo especial ocurrió con mi nombre. Los niños y niñas de Alto Hospicio y de Teno pensaron el mismo nombre para mí. Y eso que esos lugares quedan lejos uno del otro.
¿Sabes dónde queda Alto Hospicio y Teno? Búscalos en un mapa y te sorprenderás.